PERSONALIDAD D'ES CAPELLA SEC

Reconozcamos que en tiempos de nuestros más próximos antecesores no se le daba importancia a las cosas de valor. Fuimos nosotros, los sexagenarios que por intuición hemos querido coleccionar cosas, pero por nuestro infortunio, no pudimos quedarnos con lo que en la actualidad hubiera resultado un magnífico joyel.

Recuerdo perfectamente el Colmado y Cafetín propiedad del prebístero don Bartolomé Vich, alies Es Capellà Sec. Lo regenteba su señora hermana, viuda.

Si pudiéramos reconstruirlo, no cabe duda que haría muchos lustros que sería objeto de atracción turística.

Don Bartomeu solía permanecer todas las tardes, detrás del mostrador. Vestía un traje de llista de Ca'n Ribes, sin chaqueta. Sólo chaleco que encerraba una camisa de Vichy. Eso sí, extremadamente limpia, lo mismo que su chaleco y pantalón. A guisa de corbata, un pañuelo de seda de color verdoso. Así lo mismo en verano como en invierno. Debía, a mi juicio, haber sido galardonado por el Fomento del Turismo pues raras veces se le vió vestido con chaqueta. Era natural de la villa de Campanet, y ya en su adolescencia debió curtirse de los vientos norteños de la Tramuntana.

Por mote, decíanle es capellà sec porque era realmente enjuto, esencia de la máxima delgadez, apergaminado por completo. Pese a todo esto, fue un hombre de gran humanidad y bonhomonía formidable. Hablaba poco, sin embargo era muy expresivo. No tuvo enemigos. Fue querido de toda la vecindad. Respetuoso y considerado con sus semejantes y todos los estamentos solían pagarle con la misma moneda. La gente humilde incluso le veneraba. Yo creo que si los estudiantes de medicina hubieran estudiado su caja torácica, al abrirlo se hubieran encontrado un corazón así de grande. Lleno de vida y de amor para el prójimo. De todos los sacerdotes afectos a la curia, él fue el que más se distinguió. No hubo otro que pudiera igualarle. Su vocación sacerdotal fue realmente aleccionadora.

Contuvo aquel café, una tertulia, que bien la quisieran para sí otros establecimientos de mayor importancia, refiriéndome a los palmesanos, claro.

Los usuarios, jugadores de “manilla” y “tresillo” junto con los “mirones” y los que echaban su siestecilla, que de todo había de aquellos nombres don Pep Rover, don Jaume Carbonell de Ca'n Salí, Don Gaietano Gomila, don Rafael Juan, don Valentí Schembry, don Luis Ratier, algunas veces, mi padre, don Gabriel Bisáñez, y el que cerraba el grupo a guisa de colofón, el Senyó Metge don Domingo Esquifí.

Oí contar a mi padre, y también a don Cayetano Gomila, solía haber pleno de médicos, una vez al mes, sobre todo en primavera. Subían a El Terreno, en sus respectivas “galeretas” don Joliá Álvarez, Es metge Roca de Ca'n Baró y el médico Montserrat de Ca la Seu.

Sólo cuando don Santiago Rusiñol se instaló con su esposa e hija en la casa de Sa Plaçeta (que luego fue Ca'n Graixonera) la tertulia de Ca's Capellà Sec, fue mucho más numerosa. Os mostraré otras estampas, que os agradará conocer.

Font:
Text: Fàbregas Cuixart, Lluis; Estampas de "El Terreno; Edicions Cort, Palma, 1974
Imatge: Colecció particular de Jordi Vich