Antoni Albertí presidint l'acte d'homenatge que se li va retre el 3 de maig de 1925
En la amplia y espléndida terraza del “Hotel Victoria”, se celebró ayer a las dos de la tarde, el anunciado banquete de homenaje al ilustrado y joven médico de El Terreno, Don Antonio Albertí Vanrell, organizado por la “Sociedad Instructiva Bellver”, de la que es, el señor Albertí, presidente.
La simpatía, el afecto y consideración y alta estima en que se tiene al homenajeado en el caserío de “El Terreno”, conquistados con su carácter afable y su voluntad incansable en pro de los enfermos, llevando a todos oportunamente el consuelo debido a sus dolencias, poniendo para ello a contribución todos los recursos de su ya reconocida como prestigiosa inteligencia, tuvieron en el solemne acto de ayer, una demostración sincera y efusiva.
La taula presidencial a l'Hotel Victòria
Más de 180 comensales, entre los que todas las clases sociales tenían representación, testimoniaron con su asistencia al homenaje dedicado al joven médico, su admiración, su simpatía o su agradecimiento hacia el mismo.
Nada hemos de decir respecto de la buena organización del acto, puesto que no la concebimos mejor dispuesta, ni más acertada; la comisión encargada de organizar el homenaje, integrada por los señores Juncadella, Cervera y Segura, recibieron muchas y merecidas felicitaciones, de las que también fué partícipe el “Hotel Victoria” que presentó un menú exquisito, servido con la pulcritud que es su característica, y dispuesto en amplias mesas cubiertas materialmentes de cristalería y flores.
Fotografia de família dels assistents a l'acte d'homenatge
La presidencia fué ocupada por el homenajeado; y tomaron asiento en ella, a su derecha, su señor padre, don Francisco, el Doctor Durán y Arrom, Presidente del “Instituto de Medicina práctica de Barcelona” que había llegado por la mañana de la ciudad condal expresamente para asociarse al homenaje, y los médicos Sres. Muntaner, Valenzuela, Ramis y Toribio; a su izquierda ocuparon asientos, el alcalde de Bañalbufar y primo del homenajeado, don Antonio Albertí, el Vice-presidente de la “Instructiva” D. Genaro Briñón, el Alcalde pedáneo del Terreno, don Bartolomé Rigo, el Vicario de aquella feligresía Rdo. don Lorenzo Parera, Pbro., el Maestro Nacional del caserío, don Pedro Barceló, y ex-concejal de Palma don Francisco Villalonga..
Se sirvió el siguiente menú:
Entremeses variados; Arroz paella valenciana; Dentol en bella vista; Ternera asada; Patatas novellas y ensalada; Helado de Piña; Frutas del tiempo; café y licores.
Tres imatges de l'aspecte que oferia la terrassa de l'Hotel Victòria
El champagne era obsequio del médico Albertí a los comensales, y los cigarros puros lo eran igualmente del miembro de la comisión organizadora del homenaje don José Juncadella.
Bañalbufar, pueblo natal del homenajeado, tuvo en el banquete nutrida representación con su alcalde al frente. También la colonia inglesa residente en el Terreno se asoció al acto, asistiendo al banquete muchos caballeros, entre ellos el Vice-cónsul, Mr. Lake, que es Presidente honorario de la sociedad organizadora.
Al final del banquete, don Francisco Villalonga, socio honorario de la Sociedad Bellver, y en nombre de la comisión organizadora del homenjae, ofreció éste al señor Albertí, en elocuentes frases: “Amigo Albertí: Al levantar mi copa, empezó diciendo, lo hago por encargo de la junta organizadora del banquete. Antes de sentarme en esta mesa he leído la dedicatoria del album que se te ofrecerá y allí se expresa mejor de lo que pudiera decirte yo cuanto pensaba decirte”. Dedicó sentidas y entusiastas frases de agradecimiento hacia el señor Albertí, que con su voluntad esforzada y en aras del bien, ha emprendido una activa campaña, digna de todo elogio, haciendo de su carrera un apostolado de humanidad.
Hizo una exposición elocuente de la figura del homenajeado, de sus méritos y cualidades , las condiciones de su carácter y su prestigioso talento.
La Colonia extranjera, añadió, que vino a convivir con nosotros para gozar de las bellezas de nuestra isla, ha sabido también apreciar en el señor Albertí las virtudes que le distinguen, y admirándolas y sintiendo como nosotros la veneración que merecen, se ha asociado a este homenaje.
Finalmente, y con el banquete, le ofreció también un bonito ramo de flores para que lo entregara a su esposa. El señor Villalonga fué muy aplaudido.
A continuación, el señor Frau, vocal de la Directiva de la Sociedad “Bellver”, ofreció al señor Albertí un artístico album que va encabezado con la siguiente dedicatoria, escrita en letras góticas a dos tintas y oro, y original del literado Rdo. D. Salvador Galmés Notario Apostólico. El señor Frau, al ofrecerle el album leyó la dedicatoria.
Text que obria el llibre de signatures
Homenatge a don Antoni Albertí i Vanrell.
(Dia 3 de maig de MCMXXV)
Senyor i amic nostro:
De lluny i d’estona hem seguit atentivolment l’esforç continuat en que disciplinau la vosta intel·ligencia i la vostra voluntat, votades al progrés de la ciencia i art de medecina, com l’anomena Ramon Llull, fent-la objecte de les vostres amors i esperances. El briu del vostre esperit en la noble lluita per descubrir els misteris de la vida i alleujar el dolor humà, vos ha donada la victòria d’esser el primer que implantau a Mallorca un “Institut de Cardiologia”; i tots nosaltres vos ne retem un alt tribut d’admiració. Mes, el cor humà no’n té prou amb un bon funcionament fisiològic que li dona sanitat: necessita també l’espirall dels afectes, l’efusió íntima qui esplaia el mon afectiu que tots portam dins nosaltres mateixos; mon sempre en bellugueig d’alegries o de penes, de temors o d’esperances, d’il·lusions o desengans, de desitjos o d’abulies, qui fan d’ell una mar perpetualment inquieta.
Ses ones dolces o tumultuoses, només troben calma adequada, en les plajes suavissimes de l’amistat. I ens plau reconèixer que en vos, hem trobat aqueix redós d’altissim valor psicològic dins la vida humana. Per això hem presa la vostra amistat amb avidesa, com una llepolia del cor, i en canvi vos hem oferida la nostra, pobre tal volta de matiços espirituals, però fervent i sincera a més no poder. I avui que aplegats en torn de la meteixa taula, heu compartit amb nosaltres, el pa i la vianda corporals i l’aliment i beguda de la comunió de l’esperit, romanem per sempre lligats, vos amb nosaltres i nosaltres amb vos, amb els vincles de l’hospitalitat, qui tenien i han tengut sempre entre totes les gents, un grau més íntim de propinquitat amb els vincles familiars. Per tant podem dir en bona veritat i ho proclamam amb íntime satisfacció, que des d’ara vos sou més nostro i nosaltres som més vostros.
Una de les pàgines que recollia les signatures dels presents
Hem pogut desxifrar les de Antoni Frau i Sans, Pere Mascaró Vaquer, Miquel Coves Fullana, Joan Llabrés Abraham, Josep Juncadella Mayol, Luis Mascaró Vaquer, Jaume Cifre Llabrés, Felip Pou Arrom, Ignacio Ruiz García, Antoni Marroig Llompart, Gabriel Payeras, Antoni Morro Vaquer, Josep Massot Morey, José Barceló Mir, Josep Fornés Juan, Genaro Briñón Jover, José Roig Moragues, Domenech Femenies Pont, Aurelio Aguilar Lozano, Onofre Prats Tous, Mariano Pérez de Gracia, Jaume Cifre Llobera, Roberto Bonet, Andreu Ferrer Roca, Antoni Servera Fàbregues, Antoni Villalonga Pérez, Guillermo Borràs Salvà, Arturo Segura, P Anderson Metcheel, Peter R Mitchell, Joaquim Mascaró Mateu, Pablo Schembri, Matías Tous Martínez, Josep Mas Furió, Jaume Güell, Josep Llabrés , José Binimelis, Juan Fluxà, Bernat Martorell Pons, Juan Alorda Soriano, Jerónimo Llompart Ramis, Guillem Coves Juaneda, Rafael Quetgles, Pere Barceló Capó, Bartome Martorell Daviu, Lorenzo Barceló, Lorenzo Palou, Josep Ballester Suau, Manuel Pastor, Juan Riusech, Josep Fuster Fuster, Francisco Rigo, Lorenzo Baus, Antonio Ferrer Campins, Ramon Blázquez, Matías Alorda Sampol, Juan Garau Tomàs, Francesc Villalonga Fàbregues, Nicolau Morey Arias, Gaspar Ferragut, José Albertí, Francisco Albertí, Jaime Fiol, Josep Rigo Porcel, Miquel Llabrés Vich, Antonio Manera, Juan Simonet Blascos, Bartolomé Rigo Vicens, Mateu Modesto Ramis, Joan Cerdà Verd, Bartolomé Torres Gost, Agustín Sánchez, Pedro Cladera, Antonio Caubet Pons, Damián Caubet Nicolau, Juan Juan Tur, Josep Roig Rigo, Vicens Roig Rigo, Bartolomé Móstoles, Jaume Borràs Salvà, Manuel Barceló, Alfonso Lacal Rosselló, Antonio Forteza, Josep Cortès Aguiló, Ricardo Mulet, Juan Bauzà, Joan Bosch Vich, Miguel Riutort, Antonio Albertí, Mateu Ramonell Prohens, Francisco Campos Lacal, Pedro Canet, Miguel Albertí, Jaime Palmer, Jaime Riera Estelrich, Antonio Albertí, Juan Albertí, Miquel Cerdà Rammis, Josep Colomar, Lorenzo Picornell, Dr. Juan Pujol, Jaime Ratier, Antonio Maria Fuster, Juan March, Pablo Mir, Llorenç Parera Galmès, Domingo Duran Arrom, Juan Valenzuela, Gabriel Binimelis, Antonio Ramis Riera, Gabriel Gumbau Muntaner, Francisco Gumbau, Muntaner, Bartolomé Gumbau Muntaner, Juan Toribio, José Malondra, Miguel Servera, Antonio Pastor Gomila, Jaime Rotger, Leandro Pérez Ginard, Raimundo Moragues, Ramon Miranda Company, Monjo Femenias, Francisco Forteza, Jaime Alorda Sampol, Enrique Masià, Joan Barceló Andreu, Fernando Arnal Sagreres, José Barceló Mas, Antonio Mª Rosselló Feliu, Justo Solà, José Porcel Juan, Cayetano Moreno, Emigdio Ramonell Salvà, Francesc Ramonell Salvà
Les imatges i els textos han estat facilitats a na Glòria Forteza Rei pels familiars del metge Albertí
A continuación el señor Briñón leyó las adhesiones al acto, que fueron numerosas, entre ellas las de algunos doctores de Barcelona, don Luis de March, García Inglada y Esteles; de los Doctores de Palma, D. Emilio Darder y don José Martí, y otros muchos amigos particulares del homenajeado. Al final de la lectura de cada carta de adhesión sonaron fuertes aplausos.
A continuación usaron de la palabra don José Barceló, D. Mateo Modesto, don Pedro Albertí, y el Doctor señor Durán Arrom, quienes expusieron en frases de elogio las meritísimas obras realizadas por el médico Albertí en pro de los enfermos, y de un modo especial el señor Durán y Arrom, que hizo de los méritos del homenajeado brillante apología. Fuertes aplausos se oyeron al final de cada discurso.
Finalmente se levantó para hablar el homenajeado. Una fuerte ovación resonó en el espacio al ponerse el Sr. Albertí a dirigir la palabra a los comensales. “Mis méritos son exiguos y mis virtudes son pocas, empezó diciendo, visiblemente emocionado, para recibir sin una rectificación previa este homenaje que me habéis ofrecido.
Vuestra presencia aquí, no es para mí el acto de manifestación de simpatía a un amigo, ni el aplauso de aprobación a un Presidente, ni lo uno ni lo otro me correspondía; vuestra presencia es el reconocimiento de gratitud a una ciencia que yo, en la medida de mis esfuerzos, he aplicado con toda la voluntad e inteligencia de que disponía para arrancarle a la muerte sus trofeos.
Y la significación de este acto se acrecienta considerablemente porque en esta época de egoísmo mundial, en que los pueblos viven vigilantes, intranquilos de su presente paz y preparados para nuevas luchas, la medicina se esfuerza y sacrifica para extender en todos los países, sin distinción de banderas ni razas, el bien a la humanidad.
Y ya que vosotros rendís en este acto un homenaje no a mí, sino a la medicina, yo lo transmito gustoso a todos los médicos del mundo.
Dedicó luego frases de reconocimiento y gratitud hacia el doctor Durán y Arrom, que fue su maestro, y a los otros médicos que habían aceptado acompañarle en la presidencia del acto.
Dió después las gracias a todos los presentes por el afecto que le demostraban, a los de las clases elevadas, y a los de las clases humildes, a la comisión organizadora, a los directivos de la sociedad Bellver, a la prensa, y a todos en general.
Añadió que nada le debe la Sociedad por presidirla él, puesto que la obra de engrandecimiento es debida no a su presencia, sino al entusiasmo de los socios, y en especial al de los iniciadores y fundadores señores Escoubet y Briñón.
Y finalmente, dijo, si algún día las fatigas que me imponen los trabajos de mi profesión, llevaran al cansancio y al desaliento a mi ánimo, el memorable recuerdo de estos momentos, me infundiría nuevos entusiasmos para trabajar para el bien de la humanidad, sin distinción de clases ni razas, puesto que reconozco por mi Patria al mundo entero, por familia a los que sufren, y por hermandad a los que me dió Jesucristo, a todos los hombres.
El señor Albertí fue muchas veces interrumpido en su elocuente parlamento por cálidas ovaciones que se prolongaron al final del mismo, siendo además felicitadísimo.