La tijera de la crisis se cebó también en las instalaciones culturales como bibliotecas. El anterior equipo en el gobierno, el del PP liderado en Palma por Mateo Isern cerró casales de cultura, y en ellos, bibliotecas. Una de las afectadas fue la de El Terreno. Seis años después sigue cerrada. Paradójicamente, con el cambio de color político no ha habido variación. El Terreno sigue sin leer.
“Desde Cort se decidió cerrar casales de barrio. Su política fue clausurar bibliotecas. No había dinero para la cultura; incluso se llevaron libros”, indicó Àngel Domènec, que por aquel entonces era el líder vecinal del barrio. “Llegaron a decir que no sería biblioteca sino sala de lectura. ¡Menudo eufemismo!”, recuerda irónico Domènec.
Recuerda incluso que “el lote de los libros que donamos sobre temas de ecología, porque había una idea de organizar huertos urbanos en el barrio, se los llevaron a un almacén municipal; o al menos eso creo porque no han vuelto a aparecer”.
Otro de los asuntos que escuece al que fuera presidente de la asociación vecinal de este barrio es que los responsables municipales “llegaron a decirnos que teníamos que pagar nosotros el seguro de la biblioteca; como es lógico les recordamos que se tratba de un centro público, que su idea era absurda y, por tanto, nos negamos. Está claro que todo eran pegas. No tuvieron ningún interés en que la biblioteca siguiera abierta”, opina Àngel Domènec.
Con todo, los vecinos del Terreno que quieran consultar la actual biblioteca se van a dar con un canto en los dientes. La habitación en la que están aún los libros se abre para reuniones de los vecinos, o para otras actividades, pero sigue sien ser utilizada como espacio que fomenta la lectura, el aprendizaje, la cultura, en una palabra.
Xavier Abraham es el sustituto de Doménech. Es el actual presidente de la asociación vecinal. Él corrobora que la biblioteca sigue cerrada. “No ha habido presión popular para que se abra; es cierto”, admite.
Indica que la eliminación de wifi enfatizó el “desinterés por parte del Ayuntamiento de volver a abrir la biblioteca”. Hace solo dos meses que los usuarios del casal de vecinos cuentan con este dispositivo facilitado por Cort.
El Terreno ha recuperado parte de su actividad en el Casal de barrio pero es “gracias al empeño de los vecinos de la zona, que organizamos distintas actividades”, comenta Xavier Abraham.
Reconoce que “los residentes tampoco han levantado mucha la voz sobre este tema”. Abraham, y en esto coincide con su antecesor en el cargo, “la biblioteca al cambiar de ubicación, al pasar de la plaza Gomila a la calle Dos de Mayo, supuso que muchos de sus usuarios dejaran de ir”. Hablan de personas más mayores que principalmente utilizaban la biblioteca para leer el diario.
Doménech recuerda incluso que con el traslado, el bibliotecario tenía menos trabajo porque apenas iba gente. Sin embargo, cree que “si la biblioteca volviese a abrir se podría dinamizar para ser utilizada por los jóvenes del barrio cuando preparan exámenes, como ya ocurre con otras”. La biblioteca de Terreno no es grande. Cuenta con 500 volúmenes.
El apunte
Pese a ser uno de los barrios más literarios de la ciudad: No existe un servicio municipal que favorezca la lectura. La tijera de la crisis sirvió para cortar centros culturales como casales de barrio y bibliotecas como la de El Terreno. Con el cambio de color político, las cosas siguen igual. Es cierto que los vecinos tampoco presionan
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