Lecciones de agua dulce

La lucha de los vecinos de la piscina de s´Aigo Dolça por dignificar el lugar es digna, no del Quijote, sino del santo Job.

Lourdes Durán

Diario de Mallorca 2-9-2015

Si la piscina de Can Escalera es el esperpento de la gloria individual de una familia adinerada, la piscina de s´Aigo Dolça es el maltrato a un barrio que lleva años pidiendo a los distintos gobiernos municipales que cumplan sus promesas: adecentar un rincón de Palma, entre el Paseo Marítimo y Gomila, que fue una de las páginas gloriosas de la natación de la ciudad.

Este nuevo equipo ha vuelto a prometer y prometo que tomarán cartas en el asunto. Su antecesor ya pudo prometer y prometo lo mismo. No sería extraño pensar que algún vecino cansado de mentiras haya pintado en las paredes de lo que queda de piscina, “Ajuntament Vergonya PP=PSOE”.

Las microhistorias de las ciudades escritas en esas piscinas hechas jirones, en esos fondos de hormigón que fueron lechos turquesas para mañanas de plácido verano en Can Pastilla o al borde de la pequeña playa de s´Aigo Dolça, llamada así porque de ella fluía fuentes de agua dulce y helada que incluso sirvió para rellenar aquella piscina que fue sede del Club Natación Palma.

Los vecinos de El Terreno no son Quijotes contra molinos de viento. Son pacientes como Job, superan pruebas, y año tras año están ahí, luchando. Recuperar una piscina es un símbolo. Se niegan en rotundo a que les construyan un aparcamiento que hará las delicias del concesionario pero que desligaría de la memoria de la zona su esplendor en la natación, es decir, su memoria como hombres peces.

El Club Natación Palma se construyó en este lugar, entre el hotel Victoria y el Fénix. Albergó lo mejor del deporte balear como la campeona nacional Carmen Guardia hasta que se trasladó a Son Hugo. El club quedó convertido en un apunte de memoria, poco a poco se fue degradando como amarillea el papel con el paso de los años. Solo que aquí hay un pequeño detalle: desde el 2006 el solar es municipal. El Ayuntamiento firmó un convenio con el ministerio de Economía y Hacienda que le obligaba a construir una piscina abierta, un gimnasio y un aparcamiento. Nada de todo eso se ha hecho. Ni siquiera existe un proyecto. Ahora el nuevo equipo ha vuelto a decirles a los vecinos que s´Aigo Dolça recuperará su dignidad.

Entre el ruidoso paseo Marítimo, a menudo convertido en el canal de tránsito al after hour de Gomila, y El Terreno existe el jirón de un lugar que aún hoy es memoria de muchos, de todos aquellos niños que aprendieron a dar estilo a sus primeros movimientos en una piscina. Hoy el callejón de la piscian es un pozo de miseria frente a un mar en el que flotan millones de euros en forma de yates.

Font: Diario de Mallorca